sábado, 17 de febrero de 2018

Diego Felber-Argentina/Enero de 2018







CARTA AL ALMA

Amanece, el sol me encandila los ojos, la habitación se encuentra vacía, rodeada de recuerdos que llevan tu nombre.
En la cama sobra espacio, las sábanas ya no contienen ese aroma tan peculiar que emanaba su cuerpo.
Desayuno, la mesa es grande, tu taza quedó guardada en lo más recóndito de la alacena.
Te pienso, te lloro, te extraño. Los días pasan y yo sigo con esa loca esperanza de que algún día vuelvas, decidas hablar de todo lo que no hablamos. No sabes cuanto anhelo ese día, aunque sea un instante.... ¡Un mísero instante!... Pero no esta en mis mano, sé que por más profundo que lo desee, no puedo ir contra la naturaleza.
Se me parte el alma, me ahogo en lágrimas que te recuerdan como el más bello de los pensamientos.
Llega la noche con su peso, y en mi soledad contemplo la luna brillante en el horizonte azulino, esa misma luna que vio nuestro amor nacer, espiando en el rincón más obsoleto de la ventana.
Yo sé que tu tienes la vista privilegiada, también sé que acompañas cada segundo de mi vida, siento esa energía que solamente irradia tu alma.
No te imaginas cuanto te extraño y que tan grande es mi dolor, no me siento solo, pues cada vez que mire la luna veré tu rostro dibujarse en ella...
¡Te extraño amor!

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