viernes, 21 de abril de 2017

Remedios Pernas-Argentina/Abril de 2017




La polilla

Una polilla se posó en mi lápiz, algo me quiere decir, palpo su corazón.
El lápiz se deja llevar por su aleteo constante. Intenta  dibujar sobre el terso papel unas letras muy prolijas, como no sabe hablar, deja que el lápiz explique lo que ella no sabe decir.
Es un poema de amor.

Los amantes se escondían (era imposible su amor)
ella una pobre campesina, él un príncipe real.
Fue histórico, ¿por qué ocultarlo?

En la Tierra De Miranda, un lugar encantador
bañado por claros ríos, con flores en los caminos.
Fue allá por el novecientos
-la primavera latía en sus jóvenes corazones-
La tierra sofocada por un sol resplandeciente.
Pasó el príncipe de Gales por el lar de aquella moza
de inmediato fue cautivo de su cálida mirada
dulzura en todos sus gestos, el andar acompasado
(la figura contorneada)
El amor era sincero, pero pronto fue prohibido.

Los días fueron pasando, se veían a escondidas
los trigales, testigos de su pasión.
Ella tendría marido en pocas semanas más.
A él lo esperaba una dama, elegida por sus padres
para contraer enlace, contra su voluntad.

(Esta historia de amor, vivió lo que dura un sueño
pero quedó un recuerdo
un niño que era igualito a su padre)


Fue así,  la polilla, me contó la historia de aquel amor en la Tierra de Miranda.

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