martes, 20 de diciembre de 2016

Susana Osti-Argentina/ÇDiciembre de 2016



LA PLUMA FUENTE

      Estaba terminando mi escuela primaria, tenía miles de fantasías en mi cabeza. Era inmensamente soñadora.  Sabía que mi príncipe azul estaba en alguna parte. Leía mucho y yo siempre era  la protagonista enamorada de un amor imposible. Corriendo en el césped verde y humedecido por el rocío de la mañana, con mi pelo al viento y el hombre de mis sueños intentando alcanzarme…pero yo era escurridiza, me escondía tras los árboles….hasta que por fin,  me alcanzaba…
     Él era unos años mayor, lo conocí en el club del barrio, donde iba con mis amigas a nadar y a jugar bowling. Él iba con sus amigos a ver a las chicas nadar y jugar bowling.
     Me gustaban sus ojos verdes enmarcados en cejas negras y largas pestañas, su cara rodeada de cabellos oscuros. Era para mí,  mi príncipe azul.
     Lo soñaba enfundado en sus ropajes palaciegos, envuelto en la bruma, cabalgando en un brioso caballo blanco….y sí…tenía que ser blanco. Todos mis pensamientos estaban llenos de clichés.
     Lo imaginaba mirándome de miles de formas…..ojos soñadores…… ojos enamorados….ojos llenos de ternura….ojos pícaros……bueno…sus ojos siempre me conmovían.
     Alguien me dijo que él gustaba de mí y si quería ser su novia. Dije que sí.
     Nos veíamos de lejos, íbamos al cine y nos sentábamos con dos o tres amigos entre medio, solo nos mirábamos pero….éramos novios!!!
     No me dejaban salir mucho sola, él andaba en bicicleta por el barrio y yo lo miraba por la ventana.
     Una tarde lo vi con su bici parado en la esquina de casa, tenía que salir….quería que me viera…...pero ¿cómo?.
     En la vereda de enfrente  había una librería. Volví a la mesa del comedor donde estaba haciendo mi tarea escolar y tiré al piso mi lapicera fuente y rompí la pluma, deliberadamente. Debía ir a la librería a cambiarla!!! Salí caminando despacio, mirando el piso, pero sabiendo que él estaba allí.
     Entré rápido y mientras me cambiaban la pluma, lo miraba a través de la vidriera.
     Esto se repetía a menudo, mi mamá no entendía mi torpeza…… estaba rompiendo las plumas con demasiada frecuencia. Mi propia inocencia no me permitía encontrar otra excusa.
     Así pasaron los meses, con encuentros furtivos, miradas de reojo……nunca un beso, nunca una caricia, nunca me tomó de la mano….pero moría de amor!!!
     Me mandaba mensajitos escritos como garabatos en papelitos de alfajor, tenía celos de cualquier chico que se me acercaba y se enojaba sin siquiera hablarme….teníamos temor a la cercanía…
     Comencé la escuela secundaria y para mi sorpresa….¡estaba en mi curso!! duró poco, era repetidor y poco afecto al estudio. Se fue.
     Volví a verlo muchos años después, no lo reconocí,  solo un raro parecido en el fondo de sus ojos verdes. Me resumió su vida, yo la mía y nos despedimos con un beso en la mejilla.
     Jamás volví a verlo y él nunca supo que fue “mi primer amor”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hermoso relato, me encantó.