domingo, 27 de noviembre de 2016

Emilia Chávez Miranda (6 años) Con su abuelo Luis Alberto Chávez Fócil-México/Noviembre de 2016




Picolín, el pollito de mi nieta amaneció muerto. Ella estaba devastada, un mar de lágrimas.
-Hija, Picolín se fue al cielo de los pollitos, y allá está muy bien.
-¿Y no se lo van a comer?
-No, cómo crees. Va a andar jugando, feliz.
A Picolín lo sepultamos en el patio esa misma mañana.
-Ángel de mi guarda -dijo mi nieta- que no se lo vayan a llevar hasta el infierno, amén.


-Abuelo ¿tú has visto a Dios?
-Lo veo todos los días: es igualito a ti.
-Entonces está guapo.


-Ya tienes cuatro años 
¿y no has aprendido a amarrarte las agujetas?
                                                     -No, eso es hasta que tenga cien años.

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