viernes, 20 de mayo de 2016

Saúl Buk-Argentina/Mayo de 2016



De Venecia

Detrás de la neblina
se escondía.
En el puente de los suspiros
lo encontraba,
al fantasma de los pobres,
condenados para siempre.

Yo veía sus manos vacías,
apoyadas en las rejas.
Sus lágrimas derramarse
a través de ellas.

El agua no es laguna,
es llanto condenado
que inunda la ciudad.
¿Por qué?

Tanto dolor escrito
en las paredes grises.
Allí dejaron sus marcas
profundas angustias.
Que duelen, se perciben,
Existen.

Adiós Venecia.
Adiós suspiros.
Adiós ghetto.
Volveré.

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