lunes, 23 de noviembre de 2015

Carlos Laborde-Argentina/Noviembre de 2015



BARRIO SUR

Mañana de invierno en el Barrio Sur,
en el barrio viejo de Buenos Aires.
Mañana de domingo.
Mañana de silencio.

Viento y garúa en el Parque Lezama,
lugar obligado y prohibido de los perros
con amos de gamulán y pelo entrecano.

Calesita enfundada en lona impermeable,
decolorada por el paso del tiempo
y el nocturno trajín de los fantasmas.

Hora de paseos, misas y aperitivos,
de calles, iglesias y boliches;
pasos cortos, tragos largos, sin apuro.

San Telmo, Boca, Barracas:
asiento originario del Primer Adelantado,
ilusión de don Pedro de Mendoza.
Fantasías de orate trasnochado
que desembarcó la legión de sus delirios
al son de proféticas verdades.
Ciego y loco, violó con sus pústulas secretas
y la soberbia historia de su estirpe
a estas playas, marrones y vacías.
Y germinó la simiente precursora
en el fecundo pardo seno virginal
durante cuatro siglos y sus innumerables noches
de tradición y cambio, vida y muerte.

Barrio Sur, barrio viejo de Buenos Aires,
último reducto del antes y del después.
Tus estrechas calles se consuman en el río
atraídas por los vicios y quimeras
de aquel armado vencedor del horizonte
que llama, feroz, desde el océano,
con el quejumbroso sonar de la sirena de su agonía.

Mañana de invierno en el Barrio Sur, en el barrio viejo,
en el barrio último de los buenos ayres.

1 comentario:

Josefina dijo...

Recorriendo los antiguos barrios contigo Carlos, con su historia y cierta melancolía.

Muy lindo poema y gracias por compartirlo.

Beso Josefina