miércoles, 20 de febrero de 2013

Isidoro Gómez Montenegro-Cosoleaque, México/Febrero de 2013



Humanidad

Yo no nací de mujer temerosa;
atravesé la noche.
El alba respetó mi nacimiento,
también respetará mi ocaso postrero;
a la primera hora.
Soy testigo de historias y libros,
he leído palabras que
descienden de nobles espíritus.
No caeré en los muros de la frivolidad,
ni en juego de palabras…
ofrecen fascinación,
desarropan lucidez.
Un ángel agónico cae emocionado,
el hombre dice verdades.
El día del prodigio entenderé
la compasión.
Sé que hombre, mujer y árbol
dejan huella en la ladera…
como en la exacerbada
palabra de la humanidad.

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