sábado, 25 de agosto de 2012

Luis Tulio Siburu-Buenos Aires, Argentina/Agsoto de 2012

 

Desde el palco                                         


Las sillas de raso bordó fueron testigos
de la época dorada del flamenco y la zarzuela,
cuando una familia española, madrileños o canarios,
como noche de verbena disfrutaba, previa a la cazuela.

La balustrada barroca, muy dorada y brillante,
recibió también a los oriundos de Italia,
que aplaudían sin parar desde el instante,
en que el esforzado barítono finalizaba el aria.

Y las cortinas que separan el ambiente,
para descansar en cada acto y sacarse el saco,
compartieron la emoción de un  ruso o descendiente,
con la tijera acrobática del marcial ballet cosaco.

Hoy, desde el palco más cercano al escenario,
de aquel viejo teatro que fue su propia historia,
un anciano acomodador, desocupado y sin horario,
recuerda emocionado aquellos días de euforia.

Mañana habrá otro público dentro de la sala,
sin entradas por cortar, ingreso libre y gratuito.
Faltará la música que vibraba en otra escala
y cantarán “a capella” Los Hermanos de Cristo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

luis, hermoso recuerdo de otra época, donde la cultura tenía su valor y su respeto, sin discriinaciones. te felicito. susana zazzetti.