jueves, 23 de agosto de 2012

Fidel Alcántara Lévano-Moquegua, Perú/Agosto de 2012

EL AMOR ES PAZ DEL ALMA


Una gran mayoría de los pueblos que están en vías de desarrollo, centran sus actividades específicamente en obras civiles con el fin que la población tenga trabajo y así sea temporal, logren un ingreso que les permita subsistir con decoro por un buen tiempo. La vida se torna en una continua  rutina, trabajar, comer y dormir y todos los días ocurre lo mismo. Más la existencia terrenal va más allá de tan humanas necesidades. Son básicas acciones que de todas maneras deben realizarse, pero eso  no es todo. El ser  no es un robot que en memoria a su ambición forja un sendero por encima de quien sea, o una máquina de hacer dinero y esa es su máxima aspiración. Claro, hay quienes tienen un nimio derrotero ante las inmensas oportunidades de lograr las alturas de realización total. Más no es el fin, ni el objetivo principal.  Sus aspiraciones lideran sobre tan reducido horizonte impío. No está hecho para encasillarse en esa pequeña fuente de vanas mezquindades. Está diseñado para trascender en el tiempo y el espacio según su vocación, habilidades, o destrezas innatas. Por eso   es my importante que se sepa en toda su dimensión, las capacidades que tiene la persona y cuál es su rol sobre la faz de la tierra. Por supuesto que nadie ha venido a este mundo a sufrir, sino a disfrutar de todas las bondades  que nos da la tierra.  En virtud a ello, si ya se tiene muy claro el panorama adónde se quiere llegar, es muy importante que se alimente a la entraña en toda su dimensión estelar con la bondad de la natura. Esta fuerza interna no se engrandece con el oro, sino  con las cualidades del alma, convertidas en acciones buenas en bien del que menos tiene. De ahí que es muy necesario que en los pueblos se cultive el arte integral en todas sus manifestaciones, ya sea la declamación, el teatro, la instrumentación, el baile, las  danzas, el canto, etc. Es que son el medio más directo para despertar en el ser la ternura, la dulzura, la entrega, el emprendimiento, el desprendimiento  y alguna otra manifestación de sutil humanidad. Ahora si dentro de este conglomerado de manifestaciones artísticas, se la da cabida a la música clásica, ballet, recitales de guitarras, entre otros; en este caso estaríamos hablando de palabras mayores que propenden el bienestar general  a  través  de las expresiones de creatividad en la cual muchos son los llamados pero pocos los elegidos.  Si hay la ausencia de estos latidos culturales, el hombre es frío, calculador, egoísta, deshonesto  y  no es capaz de motivar el gran cambio en si mismo ni en su entorno. Por eso es que hay tanta gente que actúa de una manera  en la que no  hace eco a la posición que tiene. Su halo cultural no va de acuerdo con los grados y títulos  que ostenta. Hay una diferencia abismal que no concuerda con sus actitudes cuando en el fondo es una fiera enjaulada. Qué se podría decir de la  connotada eminencia que al primer error ajeno, pierde los papeles, grita, llama la atención, se pone como loco y no sabe que hacer. Según él, quiere todo perfecto. Lo que ocurre solamente que es falto de dominio personal y es muy propio del inepto. Más así se vista de oro, sigue siendo el energúmeno que a la primera mala impresión, se extravía, desvaría y queda como un desadaptado más.  Quien su mundo interior encierra negatividad, eso será lo que da a conocer. Más si alberga, ideales, sueños, metas, razones y habilidades, el umbral de la excelencia lo espera, Más ese sitial de abundancia no es fácil Se requiere de equipos y herramientas  para consolidar el paso a la eternidad.  Por eso, de la unidad equitativa y racional que  se posee, si hay concientización hacia los más eternos ideales con armonía y visión planetaria, se logra la felicidad que deviene del conocimiento. Si bien es cierto, que sembrar fierro y cimento da comodidad, el arte y la cultura es el alimento del espíritu



2 comentarios:

Unknown dijo...



Es muy enriquecedor el texto, sobre todo por la manera en que se entrelazan la ideas, dejando en libertad al lector.

leo galea dijo...

Un texto genial que se lee de una manera perfecta. Le felicito.

Leonardo galea