lunes, 19 de marzo de 2012

Marta Susana Díaz-Buenos Aires, Argentina/Marzo de 2012


SIN SENTIDO CUMÚN

-     Boludo…escucháme. No te hagas el bocho. La vieja se asustó. Se desmayó y se       quedó tirada en el piso.      
-     Sí… Ya sé que se quedó tirada en el piso. También… ¡Con el golpe que le diste! La Eulalia se quedó con las dos patas estiradas. Para mí, estaba muerta. Yo le puse la mano en la yugular y no le latía. ¿No ves que tenía los ojos abiertos?
-     ¿Y qué? ¿Los muertos tienen los ojos abiertos ahora?
-     Sí. Los muertos, algunos ¡bah! tienen los ojos abiertos. ¿No viste la foto del “Ché”? Estaba muerto y  tenía los ojos abiertos…
-     Bueno, pero es distinto. La vieja no era el Ché. La vieja era una arpía que guardaba la guita en el colchón y no le quería pasar ni un mango a la hija que se desloma trabajando para mantener a su prole. ¡Por eso la afanamos! ¿No? Contá…Contá… Contá cuanto nos toca a cada uno…
La luz del amanecer comenzaba a colarse por las rendijas de la única ventana del galpón.
Los primeros cantos de los gallos se oían a lo lejos.
El pueblo comenzaba a despertar de una noche muy calurosa.
Eulogio y Serafín seguían contando billetes de todos los colores.
-          Peso moneda nacional. ¿Esto que es? ¿Y este? ¿Peso argentino?
-          ¡Qué la parió a la vieja! ¡Australes y patacones! ¿Pero desde cuando viene juntando? Y esto ¿cómo se cuenta? ¿Cuánto vale? ¿Cuánto nos toca a cada uno?
-          ¡Gilún! Esto no vale nada… Se lo tenemos que vender a un coleccionista si queremos ganar algo…Y si vamos a un coleccionista, nos caza la cana. ¡Qué cagada nos mandamos!
-          Y encima, ¡la vieja muerta! En que baile nos metimos…
-          Para mí, no está muerta. Está, como se dice… sin sentido común.
-          Sin sentido, bestia. Sacále el común…
-          Bueno… Sin común… ¡Me estoy poniendo muy nervioso!
-          Dale viejo. Juntá unas pilchas. Y nos vamos con el carro para el campo de los Arévalo que andan buscando peones…Vamos. Antes que encuentren a la vieja.
En ese mismo momento, luego de golpear la puerta de chapa, Juan, el dueño del galpón, les comenta que a Eulalia la asaltaron dos tipos.
-          No les vio la cara. La atacaron cuando dormía. Ella quiere pedirles si la pueden llevar en el carro al hospital para que el médico la revise. Le dieron un golpe en la cabeza. Dice que serán recompensados. Tiene algo de dinero guardado.

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