miércoles, 21 de diciembre de 2011

Rosa Esther Moro-Cuento-Buenos Aires, Argentina/Diciembre de 2011

Dulce para el desayuno


El hombre ocupaba toda de la puerta de mi habitación, era bello, moreno y enorme.
Pensé en un ángel, porque si no qué hacia a esa hora, pasada la medianoche en la puerta de mi dormitorio.
 El televisor estaba encendido, recuerdo que estaba a los cabezazos tratando de seguir la argumentación del programa elegido, cuando lo vi.
  No me asusto, pero eso es común a mi persona el no asustarme por los hechos que no encajan  en la realidad ordinaria, a mi solo me asustan mis congéneres.
Tal vez soñara, porque ni siquiera me asombré de que estuviera allí.
Me hablo suave, casi imperceptiblemente, de manera que el que duerme a mi lado no escuchara y siguiera con su roncar.
“Llego tu hora” dijo y saco dentro de sus ropas un frasco, tu tarea es abrir este frasco, sabes los tiempos que corren, nos acercamos a la apertura de uno de los últimos portales, así que es necesario que lo abras.
Percibía que el frasco se agrandaba ante mi vista, para luego achicarse, era redondeado y estaba cubierto de estrellitas que en cualquier momento se pondrían a brillar.
No me gusto que impusieran tal tarea, así que pregunté, mentalmente, “¿por qué a mí?- “porque el verano pasado tu vecina te trajo de regalo un frasco de aceitunas preparadas por ella y decidiste en ese momento que esa mujer no te gustaba, vaya a saber que intención tiene con tal esmero, argumentaste, y el regalo fue directo a la basura. No es necesario que lo abras ahora, tenés tres días para decidirte”

Por la mañana desde el baño, mi marido me hacia saber que en la mesa de la cocina había un frasco,” ¿Qué es?  Dulce para el desayuno?” “No lo abras, no sé qué es, debe ser de Pacho”  contesté con inquietud propia de la sorpresa que me causo el saber que en la cocina había un frasco.
Espere que él se fuera, porque estas cosas las hago en soledad y me  levanté a ver de qué se trataba.  Estaba sobre la mesa de la cocina y era el que me había sido mostrado en la noche ¡! Dios mío, todo esto era real, del aquí y ahora! Y esto me sucedía a mí por unas aceitunas que puse en la basura, ¡!increíble, increíble, increíble! Me repetía, mientras daba vueltas por la cocina y me preparaba un cafecito, y mordía una galletita, y pelaba una banana, y me preguntaba ¿y si destapo este frasco, que pasará? ¿Debo hacerlo, o tiene que ir a la basura como el otro? Y me olvido de este asunto.

Lo tomé en mis manos, lo sentía latir al unísono con mi corazón, me fui entregando a un estado amoroso de transferencia y decidí abrirlo, sin pensarlo más
La tapa plateada era tibia y flexible, así que no tuve que hacer mucha fuerza.. Con solo un medio giro de mi mano se abrió, incliné la cabeza para observar       y   ¡!!Desaparecí!!! Todo mi entorno se disolvió conmigo.

Estoy apretada aquí, si respirará, me sentiría asfixiada.  Estoy en una esfera diminuta donde estamos apiñados todos, ¡!si!! Todos absolutamente todos, mi vecina la de las aceitunas, mis hijos, mis padres, mis amigos y mis enemigos, el verdulero de la otra cuadra, y  la china del supermercado. Todo el hormiguero humano en una pequeña capsula.
 Esto es un recuerdo, ya estuve en esta situación, me parece que la leí, sí, debe ser una lectura, ¡!ah, ya sé!!  Es un cuento de Italo Calvino.  “quién me nombró” soy yo “Rem” está bien aquí soy “Ic” ¿a que se debe tu llamado? “no te llamé, solo te recordé, por un cuento tuyo que leí hace mucho, con una situación parecida a esta, donde todos estaban contenidos en un punto, “apretados como sardinas” según tu texto.
Recuerdo, ese cuento, fue inspirado en los cálculos iniciados por Edwin. Hubble sobre la velocidad de las galaxias, se puede establecer en que todo el universo estaba condensado en un punto, antes de expandirse.
“¿Quién esta ahí? Soy “Eph” o como me nombraron Hubble, hablaban de mi teoría, yo creo que aquí todos comprendemos la verdad que en otros planos no podemos ver: la unidad que somos, cuando nos abrimos, somos de infinitas formas, pero siempre somos uno.

Un sacudón,”esto se está abriendo” dijo alguien, nos expandimos, ¡!!ah, ah!!! Caemos en el abismo, otro sacudón, “ ¡!!Mamá, mamá!!!   Otro sacudón! Mamá, despertarte!!! Que hacés dormida sobre la mesa de la cocina.
Me despabilo, miro a Pacho como sino lo conociera; él sonríe divertido ante mi estupefacción,  toco el frasco que esta a mi costado sobre la mesa, “es dulce de frutillas que te mando Bree”, lo hizo ella” dice, “dulce para el desayuno, le contesto ya repuesta, después hablo con ella para agradecerle.
Comienza mi mañana, el aire es fresco y agradable y entra y sale libremente por mí, abro los brazos, giro sobre mi misma con alegría
Tarea cumplida, pienso.                                                                         

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