martes, 22 de marzo de 2011

Lilia Elena Durand-Buenos Aires, Argentina/Marzo de 2011


Un cuento para Sofía

En un charquito cerca de un bosque de pinos, vivía un pequeño sapo llamado Sapolín.
Todos los anocheceres, Sapolín se sentaba a la orilla a esperar que cruzara algún bichito de luz, porque no sé si sabrás que a los sapos les gusta cazar bichitos que vuelan a su alrededor. Se había quedado pensativo esperando, cuando una lucecita  cayó sobre una de sus patas. Se sorprendió porque no lo vio venir y antes de que pudiera comérselo, el bichito de luz se puso a llorar. Sapolín se quedó mirándolo sin saber qué hacer. La lucecita se encendía y apagaba con cada lágrima. ¿por qué lloras? le preguntó. Es que, ¿sabe señor Sapo? Yo venía riendo y jugando con mi mamá y mis hermanitos, cuando una enorme tormenta de viento, nos hizo un remolino y a mí me tiró contra un gran pino. Cuando desperté estaba solo. Encendí y apagué la luz muchas veces (así nos hablamos los bichitos de luz) pero nadie me respondió. Cansado de esperar, emprendí el vuelo en busca de mi familia. Como el viaje era muy largo, me quedé dormido y vine a caer aquí. Mientras esto decía, el bichito de luz se limpiaba la nariz y las lágrimas con el pañuelo de pasto verde donde estaba sentado Sapolín. No llores más, bichito, le dijo Sapolín. Desde ahora te quedarás conmigo y me alumbrarás el camino cuando salga a saltar de un charquito a otro y ningún sapo te podrá hacer daño.
Bichito de Luz, encendió y apagó tres veces su linterna, (así dan las gracias los bichitos de luz)  se metió bajo la panza de Sapolín y se quedó profundamente dormido. Cuentan los otros sapos, que siempre se los ve juntos y a veces Bichito de luz monta sobre el lomo de Sapolín.   

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lilia, esta noche voy a leerle tu cuento a mi hija cuando se valla a la cama.
Un abrazo.
Miriam Brandan.

Anónimo dijo...

Super tierno Lilia!!!!! hermoso tu cuento!!!
Besos Jóse