lunes, 20 de diciembre de 2010

Ester García-Buenos Aires, Argentina/Diciembre de 2010



SOPOR                                                                                                         

Cruzó rechinante y pesado sembrando espigas en el camino. Me sorprendió en el sopor de la siesta, mi mente estaba jugando con los duendes que se llevan a los niños que no duermen.
Esa tarde calurosa mi madre estaba en su reposera a  mi lado y me preguntó cuál era el motivo de mi inquietud.
Me sobresaltó el rechinar del carro, me pareció ver un duende burlón que se llevaba un niño rubio sobre las espigas.
Mamá comenzó a hablar de cuando vino de España... Cuando papá la esperaba en Córdoba.
Sus ojos se llenaron de nostalgia... Te voy a contar algo hermoso. Trabajábamos mucho. Tu papá en campo ajeno, yo cuidando a tus hermanos mayores, la casa, las aves de corral y la pequeña huerta, que nos servía de sustento.
Estaba esperando mi primer hijo argentino.
¡Tenía mucho miedo, estábamos tan lejos del pueblo! 
Una noche me vino a visitar la Virgen ... Me habló en sueños.  Me dijo que cuando llegara mi hijo iba a estar sola.
Se lo conté a tu padre que, abrazándome con cariño, me aseguró que me acompañaría en todo momento.. Pero ese día se desató una gran tormenta que tiró postes y alambrados. Los animales espantados se alejaban sin rumbo por el campo. El trabajo lo llevó a hacerse cargo. Quedamos solos tus hermanitos y yo. Pasó la lluvia ,me cercó el miedo y salí a buscar a tu padre antes de encontrarlo me recosté sobre una parva de trigo y allí nació.  Como me había dicho en sueños la Virgen.¨

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que lindo relato Ester, un recuerdo tierno, contado con mucha calidez.

Besossssssss josefina