martes, 16 de noviembre de 2010

Oscar Alfonso Vera-Buenos Aires, Argentina/Noviembre de 2010

A los mineros Chilenos



El ruido del silencio
de la noche dormida,
el eco de la nada
trastocando el sentido.

El cielo tachonado
 de estrellas lo cubría
montañas como estatuas,
 belleza y universo.

Los hombres de la mina
 encubriendo el misterio
de piedras movedizas
cerrando los caminos.

La muerte agazapada
acechando en los huecos,
de la cueva de plomo
 a mártires acero.

Pretendiendo en sus fauces
llevarse tanta vida,
de estos seres queridos destruyendo familias.

Cual leones enjaulados
 respiran esperanzas
plegarias, y alabanzas,
 fue la mano divina.

Que despejó la piedra
Jesús, de los mineros
y esta tierra bendita
que los parió de nuevo.

Alborozado el mundo
los recibe en su lecho
impregnado de gozo
y gran algarabía.

porque están todos vivos
los hermanos mineros,
de ese pueblo con garras,
que es el pueblo Chileno.





1 comentario:

Laura Beatriz Chiesa dijo...

Oscar, un poema-homenaje más que merecido. El dolor y la agonía no tienen parangón. Bien logrado, un abrazo,