lunes, 18 de octubre de 2010

Nelda Lugrin-Concordia, Provincia de Entre Ríos, Argentina/Octubre de 2010

LA CUNA

                                                                                                                                       


Tengo muchos recuerdos de mi infancia pero hay uno muy fuerte.
­_Es hora de dormir! Un beso, y a la cama.
Dice mamá, y la mirada de mi padre me dice que ya es hora de ir a dormir.
Subo a mi cuna. Tiene barandas que pueden bajarse desenroscando unas tuerquitas de bronce redondas.
Siempre me cuento historias ¡Vivo historias! Como soy la menor de seis hermanos sigo durmiendo en la habitación de mis padres, en la cuna que  fue de mi hermana mayor y fuimos heredando cada uno de nosotros.
Yo amo esta cuna. Es mía ¡Absolutamente mía!
Las barandas a los lados están sostenidas por unas pequeñas bochitas de bronce como tuercas fijándolas a los espaldares. Las que dan a mi cabecera están siempre relucientes porque cada noche juego con ellas. Esas bochitas tienen un lugar importante en mis fantasías.
Mis historias tienen como protagonistas a seres de mi conocimiento, como el perro, los gatos y otros de mi puro invento, estos inventados son los mejores porque son libres. Como vivo en el campo hay muchos personajes que me acompañan, los árboles y plantas son castillos o prisiones donde hay princesas o monstruos, también tienen espacio la luna y el sol, los truenos y la lluvia. Las tormentas se encuentran entre los personajes malos de mis historias y el arco iris es su opositor.
Cuando por la noche me acuesto y apagan la luz yo comienzo a imaginar, y surgen las historias más fantásticas que puedan imaginar.
Dando cuerpo a mis personajes hago girar las bochitas de bronce de mi cuna, las saco de su lugar y toman vida propia. Convertidas en carruajes dorados transportando mariposas vestidas de gala al encuentro de apuestos príncipes viajeros, carrozas aladas que los transportan hasta la otra orilla (o sea la otra baranda de mi cuna) atravesando veloz el aire en busca de la doncella prisionera, enfrentándose a riesgos tan angustiantes como resbalar de mi mano y caer en la oscuridad desde donde no hay regreso hasta ser encontrado por el monstruo de la escoba que después de aporrearlo cruelmente en el piso lo devolverá a su lugar, en otro tiempo.
Algunas veces al caer en el piso el tintineo delator es escuchado y despierta a la mano de la lámpara que lo perseguirá y tomará prisionero.
La lámpara a querosenes es una fuerza temida. Pero esa gigante también provoca esperanzas, porque cuando son capturados por el hada buena que la sostiene, los devuelve a su lugar con las palabras mágicas.
_ ¡¿Qué extraño, habla y juega dormida?!
Entonces, y luego de tiempo prudencial, si no me quedo dormida, con más cuidado podrán encontrarse mis protagonistas y ser felices.
Así transcurren mis noches de acostarme mas temprano de lo que deseo ¡Con las ganas de seguir jugando! Así que juego con las bochitas que sostienen las barandas de mi cuna hasta dormirme.
Pero ahora mi mamá se fue de viaje varias veces seguidas.
Las ausencias se hicieron más largas, con regresos de una mamá mas triste, se debilitó la gigante de la lámpara. Al taparme por las noches se queda al lado de mi cuna. También dijo mientras me observa
_ ¡Le está quedando chica la cuna!
Hasta que ahora ya no volvió.
Me explicaron que este viaje es eterno. Se durmió y no podrá despertar, es lo que llaman morir. No lo entiendo todavía muy bien, estoy asustada y todos están callados.
Pasaron unos días, en mi cuna quiero volver a jugar con mis cuentos de hadas y duendes, pero no los encuentro. Los necesito porque estoy muy triste y mis cuentos siempre tenían final feliz. Yo necesito algo feliz. Mis héroes cambiaron como yo, y no se alegran, ya no los encuentro, se esfumaron perseguidos por monstruos feroces que desconozco y tienen un solo ojo luminoso que me mira desde los lados de mi cuna, listos para atacarme. Fue entonces que soñé que me perseguían para encerrarme sola muy lejos.
Es por eso que estoy llorando, digo que mi cuna me queda chica y quiero pasarme a una cama grande.
!Esta no es más mi cuna!

1 comentario:

Laura Beatriz Chiesa dijo...

Nelda: esa cuna fue hacedora de sueños y personajes, mientras una Mamá rondaba la casa. La ida de quien generaba, sin saberlo, esas manifestaciones sembró el dolor y anuló la dicha de estar en "esa cuna". Un relato que llega. Te abraza,