domingo, 19 de septiembre de 2010

Raúl Barrozo-Buenos Aires, Argentina/Septiembre de 2010

     
Ojotas

  -Cómo estás, Pocha?
  -Y... preocupada. Porque me faltan talles. La demanda es muy importante ahora que se acerca el verano... y encima las fiestas. No sé que voy hacer-
-¿Y qué te falta?
            -Qué me va a faltar... ¡¡¡Ojotas!!!. Los talles grandes...
Ya iba para el año en que la Pocha había festejado los cincuenta. Se le ocurrió invitar a toda la parentela. Y a muchos vecinos. Total que en el Restaurant en el que había trabajado, le terminaron pagando con comida. Y ella aprovechó. Fue allí que metió sanguchitos a rolette y mucha gaseosa, marca Gan chu min, que le dieron como cincuenta botellas que ella decía que era COCA, cuando la sirvió en las jarras. Total que después de la fiesta, tirada en la cama con un montón de regalos, se le ocurrió pensar "acá me pongo un todo por dos pesos y me salvo". Había de todo: ojotas y guantes de goma, ruleros, vinchas, vasos de plástico y varios artículos extraños que a ella le parecieron un tanto osados, de esos de sexshop. Sólo al final se dio cuenta que lo suyo no era el polirubro. Porque en el montón de regalos resaltaban, primorosos, unos veinte pares de ojotas de goma. Fue como si una luz la iluminara. Allí estaba el negocio. Y en el barrio no había ninguno, por eso se animó.
Corrió las macetas con los helechos, limpió los vidrios repartidos, pasó para el patio los sillones de hierro y se armó unas estanterías con ladrillo y madera que le proveyó el Juan que trabaja en la obra de la otra cuadra. Y hasta empezó a repartir fotocopias con una especie de comunicado donde aparte de agradecer a todas las personas e instituciones que lo hacían posible, anunciaba “Mis queridos todos: Les comunico que a partir de mañana, jueves 20, estará abierta la FERIA  que funcionará en mi casa, todos los días de 8 hs. a 22 hs., dedicada en forma exclusiva a la venta de OJOTAS DE GOMA que podrán encontrar en sus más variados colores, texturas y talles, y a módicos precios. ¡No corran porque hay para todos!” Y después agrandarse. Más mercadería, más estanterías y cuando hacía calor y no alcanzaba adentro con el turbo, se ponían en la vereda. Fue ahí que se empezaron a venir de otros barrios. O sea
-O sea que me faltan ojotas, Susi,... talle  40 para arriba. Cada vez hay más gente que calza grande... Ay... tarada... no te rías. Parece que hay más gente alta ahora. Por qué entonces, no pensar que también se les agrandan los pies. Y encima vienen algunos que te piden cualquier cosa. Por ejemplo los otros días entró uno que me pidió banda ancha. Yo pensé inmediatamente  que se había confundido con el negocio de Internet de al lado. Pero no, eran las bandas anchas para las ojotas. Que algunos se quieren tapar los juanetes. Qué ridículos, tener juanetes, a esta altura del desarrollo de la humanidad. Callos vaya y pase… pero juanetes, que ordinariez.
Pero no sólo vienen esos. Algunos vienen con demasiadas pretensiones. Te piden, por ejemplo, si se las pueden probar. Inclusive hay algunos que deben ser medios masoquistas porque se las prueban retrocediendo, así para atrás... para ver si se les salen rápido. Hay otros que quieren con tobilleras, tipo sandalias para taparse las várices, dice mi prima. Uno no da para sorpresas. Ayer nomás, con lo de Boca Campeón, me cayó un loco que me pidió patas de rana. Talle 45. En colores. Preferentemente auriazules... Tardé un poco en comprender pero al final me explicó eso del azul y oro. Y ahí recién caí. ¿¿¿A vos te parece??? Pero bueno, qué se le va hacer. Ellos te  exigen stock y uno está para servirlo. Que la razón siempre la tiene el cliente...


 

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Raul!!! que puedo decirte de tu manera de contar, tu capacidad para narrar historias, tanto cómicas como trágicas.
Este cuento es muy divertido!!

Mi admiración como siempre!!!

un abrazo Josefina

Anónimo dijo...

Que buen cuentista Raúl!!! lo felicito, nos ha hecho reir, con esta historia tan graciosa.

lo saluda Rosa María

Anónimo dijo...

Raúl: muy bueno, como de costumbre. Un saludo, Laura Beatriz Chiesa.

Anónimo dijo...

Que capacidad humorística para escribir cuento.

Te felicita J.Luis