jueves, 22 de julio de 2010

Rosa Esther Moro- Cuento/Buenos Aires, Argentina/Julio de 2010


MARIPOSAS

            Una luz desteñida, crepuscular, se precipita con urgencia después del aguacero. Esa lluvia intensa, como inclementes puñaladas, lo penetra todo hasta los lugares más profanos, más escondidos, deshilvanando los tiempos lluviosos de todos los tiempos.
            Tiempo, sí, tiempo que se engarza a sí mismo en círculos lluviosos donde soy una habitante perpetúa y sin repetición.
            Busco lo escondido que deja la lluvia y salgo descalza al silencio verde del jardín que se acomoda para un ritual de entrega por lo recibido. Respiro el aire agradecido, mis  pies despiertan a un deseo antiguo al encontrarse con la húmeda y fragante tierra.
            Me encuentro en la poltrona de mullidos almohadones, me entrego a la laxitud que me invade. Un cielo de latido animal parece acercarse con olor a presagio para dejarme sin referencia.
Inesperadamente algo comienza a revolotear a mí alrededor. Alas redondeando mi presencia. Me siento luz intensa ante este juego de alas de colores increados.
            Arrumbada en un espacio impreciso, voy perdiendo mi albedrío, soy algo que se deja abordar por esa presencia. Con un último pensamiento pienso: mariposas, para nombrar las alas con las palabras designadas.
            Siento alas estremecidas. Vuelo. Soy una mariposa que se desprende de algo fundamental para ir detrás del que vino en mi busca y nos  vamos queriendo alcanzar ese confín, presentido, atisbado en las fugaces intuiciones que apresan burbujas de lo que es ese otro lugar que nos circunda.
            La eternidad sin retorno, llevándome en su vuelo circular, desmedido, de desconcertada libertad, única, total.
            Muero en el silencio bullicioso de un jardín desbordado por la lluvia del verano     y
                   Vivo otro nacimiento,  en un otoño perdido que vuelve a desparramarse con mi simiente nueva.


5 comentarios:

Laura Beatriz Chiesa dijo...

Querida Ester: qué lindo relato. Sólo hay que dejarse llevar por la lectura, para recorrer tu libertad y encontrar tu simiente nueva. Te abrza,

Anónimo dijo...

Esther:
Las mariposas vuelan, sueñan y renacen una y otra vez en el milagro de tu creatividad.
Te felicito,

Diana

Anónimo dijo...

esther sorprendes siempre con esa
exacta manera de decir las cosas mas bonitas.la simbologia que usas es,en si,leve y trascendente

Anónimo dijo...

Esther,hermosas imágenes, fuertes.
Te admiro
Etelvina

Anónimo dijo...

Hermoso relato Esther, siempre volamos contigo, con tus palabras que nos deslumbran.

Besossss Josefina