martes, 20 de julio de 2010

Abel Espil-Buenos Aires, Argentina/Julio de 2010


METRÓNOMO

Me abracé tan fuerte a Canela, que me olvidé de pintar de azul el comedor. Ella no acusó recibo y aún más, abrió mis brazos y se retiró hacia la calle. En varios rincones me encontraba escondido cuando el maestro Médici llamaba a dar clase. Tal tema era el que había que estudiar, pero no interesaba  lo perimetral sino el meollo. Él quería que nos explayáramos... quizás? presupongo?...inclusive su predisposición era que supiéramos tanto del tema, que en consecuencia efectuáramos una  síntesis. Martha no conocía de  síntesis. Inclusive hasta cuando hacíamos el amor debajo de la parra en el campo de mi abuelo en Suipacha, ella no dejaba de hablar. Hablar no era sólo lo que sabíamos hacer en nuestras reuniones del sindicato. A los muchachos los he llegado a encontrar arrinconados detrás de alguna máquina. No se habían ido a sus casas, por no poder llevarse un veinte pesos para la yerba, la polenta y un cuarto de pan de fonda. EL amasijo, Don Braulio siempre lo supo hacer. La puta, como le levantaba. Nunca comí pizza más rica--después de hacer el amor con Canela --que las que hacía allá -  en Mar de Las Pampas - el papá. Estando una noche en la playa, se desató una tormenta, caminé queriendo llegar a la orilla,  pero el asma se unió al infarto. Me llevaron, me salvé y hoy vuelvo a clase con  mi preferido maestro Medici , esperando que me llame. ¡Estudié tanto!  Pero el ya no está y yo camino por las playas de Atlántida, soñando sueños que no sé si fueron realidad o yo los inventé.

6 comentarios:

ALICIA CORA dijo...

Una prosa muy lograda, con la descripción exacta del ambiente en el que se desarrolla. Me encantó Abel, frlicitaciones. Un beso de Alicia Cora.

Marta Díaz dijo...

Siempre hay misterio en tus escritos. Misterio del bueno. del que te deja pensando... ¡Felicitaciones Abel!
Un abrazo
Marta Susana Díaz

Laura Beatriz Chiesa dijo...

Abel: lindo relato, cargado de añoranzas y realidades. Muchas veces no se distingue la realidad de los sueñor. Un abrazo,

Anónimo dijo...

Abel: Tu relato me recordó los versos de una copla campera.Como los otros cuentos, es misterioso, intrincado, brumoso, sin delimitación entre el plano ral y el onírico. Que más decirte. Te tengo como uno de los mejores escritores vivos que tengo el honor de conocer personalmente.Otra vez: Felicitaciones. Marcos.

Anónimo dijo...

Querido Abel , me encanta tu prosa . siempre asombrandome Felicitaciones Lia

Cecilia Pesce dijo...

Muy bueno, Abel! Como siempre, tus trabajos deambulan en la ambigüedad de lo sugerente, lo irreal y lo cotidiano. Gran trabajo!
Cecilia Pesce