martes, 16 de marzo de 2010

Abel Espil-Buenos Aires, Argentina/Marzo de 2010


PEQUEÑA HISTORIA DEL BARRIO SANTA RITA

El negro Oscar nunca tuvo hora de llegada. Lo único que  lo anunciaba  era su voz. Por qué la voy a olvidar .Profunda, potente, oscura. 
 Llevaba en otoño, verano, invierno y primavera, un sobretodo arrugado de mangas cortas de un color marrón claro.
Todos los chicos al escucharlo corríamos a saludarlo. Él nos estiraba su mano morena, larga y áspera,  dándonos un fuerte apretón.
Siempre con su sonrisa de dientes tan blancos.
Hoy ya de muy grande, me pregunto de dónde venías y hacia qué lugares ibas. 
Como un conjunto de ovejitas lo seguíamos por toda la cuadra. En el barrio Santa Rita, por la calle LLavallol, entre San Blas y Juan Agustín García.
Hoy  me doy cuenta que Oscar no era ni un ciruja, ni un tenor, acaso ni un hombre.
Bien podría haber sido un ángel . ¡Sí! , un ángel  que nunca vino a mostrarnos  el mundo, porque NUESTRO BARRIO era el mundo.
Siempre cantando llegaba, siempre cantando se iba.
¿Alguien le habrá enseñado?  ¿Dónde nació el grandote moreno?
No recuerdo el día que dejó de venir. Solo sé que cuando ya éramos adolescentes,  dejamos de verlo.
Se fue como llegó: escondido en el sonar de su voz.
¿Será cierto lo que me cuentan algunos viejos vecinos del barrio?:"En las noches de  viento, frío y fuertes lluvias, escuchan una voz profunda, potente, carraspeando los tangos que cantaba el negro Oscar.

Abel Espil
23 de Febrero del 2010

7 comentarios:

ALICIA CORA dijo...

Hermosa historia Abel, es cierto que cada barrio era un mundo, lástima que una bomba internauta y cibernética lo aplastó sin piedad. Me encantó tu historia, un beso de Alicia Cora.

Silvia Loustau dijo...

Tan breve, tan real. Creo que todos tuvimos un personaje así en nuestra infancia, y ...despues desaparece entre la niebla.
Cordialmente,

Silvia Loustau

marcos dijo...

Un verdadero mito urbano, una historia que nos remonta a nuestra niñez, me recordó al "Viejo Matías". No me sorprende el poder de síntesis de Abel y el desarrollo de su especialidad de pintar los personajes a traves de unos pocos hechos. También mis felicitaciones atrasadas por su cuento anterior, que mas que cuento parece una pintura al óleo.

Laura Beatriz Chiesa dijo...

Abel: un relato simple, real, de ese personaje moreno con mucha personalidad, que aparecía y era querido y esperado por los niños.
Se parece un poco a la felicidad. Hoy está, la esperamos, reímos y saltamos con ella pero...cuando menos pensamos, se desvanece. Mi estima,

Anónimo dijo...

Creo que los personajes de Abel ya son de todos. Claro que no conocí al Negro Oscar y ni siquiera me consta que haya existido, pero les aseguro que puedo verlo y escucharlo. Sus nostálgicos y entrañables retratos de los personajes de barrio nos permiten aferrarnos a ese paisaje urbano que todavía guardan varias veredas porteñas. Gracias Abel.

Ricardo Daniel Nicolini

Anónimo dijo...

Me encanto tu cuento Abel , me recuerda a mi infancia , solo que yo nunca conoci al Negro Oscar , aunque muchos como el, estaban en las calles, El barrio siempre e algo que me enternece , porque jamas dejo de pertenecer a el y a sus historias Lia

Anónimo dijo...

Toda ternura este relato Abel,

muy bueno, me gustó
Beso ´Josefina